Estoy corriendo...sí, corriendo, corriendo hacia delante. Muchos pueden no ver sentido en por qué corro, lo cierto es que corro hacia una fila de tíos encabronados y dispuestos a machacarme, ¿menos sentido todavia? Llevo un balón ahuevado en las manos, "guinda" se llama en Argentina. Estoy sudando, pongo cara de circunstancia, también de angustia; "esto va a ser grande, ¡inolvidable, vamos! Oigo gritos por todos lados: oigo a los míos, que corra, oigo a los otros, que me van a matar...¡no sabría decir a qué lado dirigirme la verdad! Sin embargo, voy hacia delante y espero la colisión, la batalla comienza. Y ahí llega, una sucesión de choques que a cualquier futbolista de primera línea harían llorar, caigo al suelo, siento a mis compañeros llegar y echarse sobre mí para asegurar el balón, siento dolor, mucho, pero me levanto rápidamente, vuelvo al ruedo, nací con un fuerte espíritu guerrero y nunca le he fallado, ¡si se me fue entregado es para no parar nunca y seguir arremetiendo con fuerza contra esa pared humana! Me dejaré los dientes y los huesos si hace falta.
Muchos pensarán "vaya bárbaro el que escribe esto", yo sólo digo que el espíritu guerrero merece ser descrito desde la tesitura en que se luce...¿no? UN GRAN PARTIDO DE RUGBY.
No hay comentarios:
Publicar un comentario