sábado, 8 de febrero de 2014

A mi marisma

   Eres fría, no me importa, eres callada, no hacen falta palabras, me haces sentir diminuto, me bajas los pies al suelo...eres bella, tu resplandor de júbilo me llena el alma. Quisiera yo, a ti, amada mía. escribirte algo para que me recuerdes cuando me vaya, cuando ya no pueda estar junto a ti físicamente, cuando contigo solo pueda estar en mi mente recordando todas esas tardes y mañanas juntos, todos esos momentos. Me has visto reír, me has visto llorar, he ido a ti, a verte, de forma fiel siempre que te he necesitado. Te he contemplado sentado durante horas como quien observa a su amada sobre el lecho cuando duerme, tu ahí, callada, mostrándome tu belleza infinita. De noche tu luz he divisado y contigo he intimado, en el atardecer he ido a hablarte de mil cosas, al mediodía fui para sentir tu calor y cien amaneceres he contemplado ya contigo. Quisiera yo que nunca me olvidases, quisiera que ese banco siempre guardara mi nombre, quisiera que el tiempo se parase y me pudiese que dar ahí...contigo, para la eternidad, pero lo decía Juan Ramón Jiménez "Y yo me iré...y seguirán los pájaros cantando".

  Y es por eso que te escribo esto querida mía, para que nunca cuestiones lo que fuiste para mi ni me olvides... que todos esos momentos juntos en el tiempo queden.  Y es por eso que ahora te digo que por siempre te amaría...adiós te digo, marisma mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario