Ante este desgarrador relato de carácter científico,
he de confesar que me ha llegado muy hondo. Además de tratar exactamente las
cuestiones que más me interesan como son la vida, la muerte y el ser humano,
añade una historia contada en primera persona sobre una de las mayores
tragedias que han podido darse en la historia de la humanidad.
Por un lado, el autor nos habla de cómo el
sufrimiento puede hacernos creer como personas. Los seres humanos debemos
afrontarlo y, de este modo, ser dignos de él tal y como dice Viktor Frankl
citando a Dostoyevski. De esta forma, no debemos darle la espalda. Afrontar
todo ese sufrimiento y morir de forma digna, como un ser humano…... he ahí al
ser humano, o al menos, a lo que ha de buscar ser claro está. Sin embargo, lo
que más caracteriza al ser humano es sin duda alguna la búsqueda del sentido de
su vida, aquello por lo que vive, a parte del amor a los seres queridos. Los
hombres pasamos una vida entera buscando el porqué estamos aquí, pero también
el paraqué. Esa función o la búsqueda de ella, el porqué, nos ayuda a superar
cualquier cómo, tal y como dijo Nietzsche. Algunos lo encuentran y, de este
modo, a mi forma de verlo, pierden el miedo a la muerte a que, ¿a qué tienen
que temer? Ya saben paraqué están aquí. Unos encuentran su función en un aula,
otros en un laboratorio, otros arriesgan su vida por los demás, cada uno es
único, ahí reside en parte ese sentido también (sentido que le llevará a llenar
un hueco en la historia, no importa si es grande o pequeño y que, por tanto, lo
hará en parte inmortal). Una vez leí en unas antiguas palabras de un jefe indio
que se enfrentó a los estadounidenses “Vive tu vida de forma que nunca temas a
la muerte; respeta a los demás y exige que te respeten, busca hacer tu vida
larga con el propósito de servir a tu gente. Da gracias por la comida y la
alegría de vivir, y si no encuentras razón para darlas, la culpa es sólo tuya.
Cuando llegue tu hora no seas como esos que se arrodillan y piden vivir un poco
más para vivir sus vidas de otro modo, canta una canción y muere como un héroe
que vuelve a casa”. La primera vez que lo leí…..no supe cómo reaccionar, estaba
ahí, no sé cómo explicarlo exactamente, he de confesar que mi pensamiento
intelectual está algo estancado por una serie de circunstancias externas….sentí
que eso era el espíritu humano, sin manipulación alguna, sin distorsión. Me
sentí identificado con ello y decidí que quería eso, descubrí el sentido de mi
vida.
Cuando el autor cuenta cómo su tristeza desapareció
repentinamente y escuchó la respuesta a su pregunta de si su vida, en esa
circunstancia tenía sentido…no sé porqué noté una gran tranquilidad, y eso que
nunca había cuestionado si la vida tenía sentido, sin embargo, nunca me había
preguntado si podía perderlo. Los seres humanos siempre podemos elegir hacer
algo que le dé sentido a nuestra existencia, no importa cuán mísera sea. (Tal y
como dice Viktor, “vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la
respuesta correcta a las cuestiones que la existencia nos plantea, cumpliendo
con las obligaciones que la vida nos asigna a
cada uno en cada instante particular)
Aunque me sienta identificado con los pensamientos
de este hombre, no estoy de acuerdo en absoluto con la existencia del destino.
Creo que el hecho de pensar que nuestras vidas están conducidas por una fuerza
inevitable, es decir, creer en el determinismo, es una insensatez. Puede que
sea porque, al ser joven, no me gusta pensar que mi libertad esté limitada
hasta tal punto, pero creo que ningún hombre debería creer en eso.
Algo que también me parece muy interesante es la
parte del libro en la que se habla de la libertad, esa libertad que nunca te
podrán quitar, la interna. Con esa libertad decidimos quién queremos ser, si
queremos seguir siendo humanos o rebajarnos a animales que luchan por la
supervivencia, si queremos afrontar ese sufrimiento o darle la espalda, si
queremos morir de una forma u otra. De esta forma relaciono esto con el
comienzo de mi escrito, sin todo lo hablado, nuestra existencia estaría
incompleta. Me atrevería a decir que sin todo lo ya tratado (y que queda por
tratar) sería insignificante.
También quiero mencionar la importancia que le doy,
al igual que el autor, a la relación entre nuestro estado de ánimo y nuestra
salud, de este modo, animo a toda persona a buscar la felicidad, aunque lo
considero innecesario ya que es lo que ya hacemos todos.
Para finalizar, trataré el tema de la búsqueda de la
belleza por parte del hombre, principalmente, tratando de reflexionar sobre la
frase de un recluso “¡qué bello podría ser el mundo….!”. Sé que no llego a
alcanzar toda su profundidad, aunque me gustaría. A la cabeza me viene el
pensamiento de cómo el hombre es capaz de degradar el mundo hasta convertirlo
en desagradable pero, ¿no está la belleza en todas partes? El hombre busca la
belleza, el arte, allá donde va. Busca todo aquello que le llegue al espíritu,
ya sea un cuadro, una vista, un libro o un chiste, eso da igual.
Me duele no llegar a captar toda la profundidad de
esa frase pero continuaré mi escrito para finalizarlo.
Esta obra me ha ayudado a entender mejor al ser
humano, a entenderme mejor a mí mismo, y me ha enseñado que he de afrontar todo
el sufrimiento para convertirlo en algo
de provecho. Levantar la cabeza en un lugar alejado de tus seres queridos, con
la muerte cerca de ti, y no temer a nada salvo a no dar el máximo de ti por los
tuyos. Ver también la belleza en ese lugar y apreciar cualquier cosa, ya sea
diminuta o enorme. Saber que mi libertad para decidir quién quiero ser nunca
podrá ser arrebatada. Me gustaría que más gente pudiese ser consciente de todo
lo que transmite este libro. Sé que hay algunos que no lo leerán, y siento en
el alma que no se den cuenta de la importancia de esto. Es conmovedor el relato
narrado…..eso es todo lo que tengo que decir a fin de cuentas……
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